Banner Top

Porsche 911 GT3 CUP

El Porsche 911 es el protagonista indiscutible de la copa de promoción de pilotos más importante y de mayor prestigio que se realiza en el mundo. Veintisiete años de historia le contemplan y a lo largo de tantos años, gracias a las diferentes evoluciones, se mantiene plenamente vigente y mejorando siempre a su anterior generación.

Todo empezó el 25 de abril de 1993, cuando Porsche puso en pista el 911 Cup Type 964, una evolución aligerada del 911 de calle a la que se le habían colocado elementos de seguridad, un bacquet, neumáticos de competición, algunos refuerzos y poco más. Con él arrancó una historia que llega hasta nuestros días, protagonizada ahora por el Porsche 911 GT3 Cup Type 991, el mejor hasta la fecha a decir de los pilotos y de muchos grandes campeones de la categoría que han tenido la ocasión de probarlo.

Oliver Schwab, responsable de la Porsche Supercup, se lo recuerda siempre a los pilotos novatos y a los periodistas que le preguntan: “Competir en la Porsche Supercup es como jugar en la Champions, porque aquí están los mejores para demostrar que son los mejores. Por eso se compite en los grandes trazados del mundo, compartiendo escenario con la Fórmula 1, al volante de un Porsche tecnológicamente muy avanzado”.

La Porsche Supercup es la élite de las categorías de formación del mundo del motor, a la que llegan diferentes pilotos que buscan pasar con nota la temporada para abrirse un futuro profesional. Para todos ellos el reto es dominar el Porsche 911 GT3 Cup y sacarle un partido óptimo, pero para conseguirlo hay que trabajar duro porque la victoria y la derrota están separadas únicamente un puñado de décimas de segundo. Ninguna otra copa monomarca es tan exigente como la Porsche Mobil 1 Supercup y eso lo saben los pilotos… y los manager de los equipos de competición de todo el mundo.

El Porsche 911 GT3 Cup es un auténtico GT de altísimas prestaciones, desarrollado al extremo por los ingenieros especialistas en competición de Porsche Motorsport con el objetivo de formar a los mejores pilotos del mundo. La versión de competición vigente corresponde a la séptima generación del Porsche 911, la serie 991, y está en activo desde 2017. De la estética exterior cabe destacar lo acentuado de los pasos de rueda, que han sido ligeramente sobredimensionados, así como los aditamentos aerodinámicos originales del modelo de competición, como el faldón delantero y el prominente alerón posterior de 184 centímetros de ancho, que puede regularse hasta en nueve posiciones diferentes para modificar la incidencia del aire. Los pilotos y sus ingenieros trabajan con el alerón para generar más o menos carga aerodinámica y con ello optimizar la capacidad tracción en curva rápida y, en consecuencia, tener menos velocidad punta en las rectas, eterno dilema que exige una finísima puesta a punto para encontrar el equilibrio óptimo.


La zaga y ese imponente alerón esconden el motor biturbo de seis cilindros opuestos y cuatro litros, equipado con inyección directa y distribución variable permanente en admisión y escape. Junto a infinidad de soluciones técnicas de vanguardia le permiten generar 485 caballos, operativos a 7.500 rpm. Si en su versión de calle alcanza los 320 km/h y pasa de 0 a 100 en 3,4 segundos, ni que decir tiene que la unidad de competición mejora con creces esos datos, tanto por ligereza como por preparación, electrónica y neumáticos. Estos son unos Michelin slick de competición, montados sobre llantas de 18 pulgadas con una única fijación de seguridad por tuerca central. Tienen 270 milímetros de ancho de banda de rodadura en el eje delantero y 310 en el trasero.

Gracias a una completa actualización electrónica, el motor gana 25 caballos respecto a la unidad original y, a decir de los pilotos, se nota mucho el incremento de fuerza. Esta evolución llegó en 2018 y obligó a realizar de nuevo un gran trabajo, porque con más potencia los pilotos percibían el coche diferente y más difícil de conducir. En realidad, más potencia implica mayor dificultad y más tecnología, pero ahora se bajan los tiempos en todos los trazados y se va más rápido. Otra de las claves de este coche es el peso. La construcción de la carrocería incluye una inteligente combinación de aluminio y acero, junto a fibra de carbono y policarbonato que reemplaza las ventanas traseras y la luneta posterior para dejar el peso en solo 1.200 kilos, lo que implica una relación peso/potencia de solo 2,4 kilos por caballo.

Potencia a raudales, velocidad máxima y velocidad de paso por curva, capacidad de tracción, eficiencia aerodinámica, cambio secuencial, frenos impecables y la mejor y más sofisticada electrónica del mundo para ayudar a conseguir los mejores reglajes, así como para recopilar la mejor información y para aportar la máxima fiabilidad al motor.
Lo que no aporta la electrónica son ayudas a la conducción, algo que beneficia a la formación de los pilotos. En la Porsche Supercup no hay control de tracción, ni ABS o control de estabilidad, todo eso queda para el talento de los pilotos, que deben sentir las reacciones entre los casi 500 caballos de potencia de su motor y el asfalto.

Para competir en la Porsche Supercup es más que recomendable tener una avanzada formación como piloto en categorías inferiores, antes de afrontar la temporada con un equipo que conozca bien la disciplina. Lo normal es llegar también a un acuerdo económico que incluya largas sesiones de test en diferentes circuitos, algo imprescindible para poder competir al más alto nivel. En ocasiones los equipos alquilan sus propios coches y eso facilita las cosas. Una temporada oscila entre los 300.000 y los 400.000 euros, todo incluido, aunque siempre podemos adquirir el coche por 189.900 euros y montar nuestro propio equipo.